Es un hecho probado que nada sucede por casualidad ni la suerte llega porque sí, y menos en el mundo empresarial y del Social Media, o al menos, exclusivamente.

Ah, la suerte…

Existe una creencia generalizada que afirma que podemos triunfar en Redes Sociales usando el método “ensayo y error”, pero esa sentencia se aleja muy mucho de la realidad.

En parte, pero sólo en una pequeña parte, sí es cierto que cuando entramos con una marca en Redes Sociales, tras haber realizado un exhaustivo estudio y análisis del producto o servicio y de la audiencia, podemos desarrollar diferentes acciones para ver cuál es la aceptación de las mismas por parte de los usuarios, pero sin improvisación de ningún tipo, sino, siguiendo las pautas trazadas por un Plan perfectamente definitivo.

Sólo de esta forma podremos utilizar el método antes mencionado.

Algunas marcas afrontan la entrada a los nuevos medios sociales de forma errónea, pues esperan que la suerte les favorezca, consiguiendo miles de seguidores por el simple hecho de estar en redes sociales con un perfil de Facebook y otro de Twitter. Nada más.

No es cierto que las Redes Sociales sean un remedio mágico e instantáneo ni que la suerte no se trabaje, no se busque, ya que la suerte es el resultado del encuentro y la fusión de Preparación y Oportunidad.

La preparación es fundamental para marcas y profesionales en Social Media. Por desgracia, hay muchas personas aún que piensan que no hace falta nada más para entrar en el mundo dospuntocero que saber darle al botón de tuitear o cómo subir una foto a Facebook, pero es necesario una exhaustiva preparación, conocer al detalle los canales en los que vamos a tener presencia, conocer protocolos de actuación ante una situación adversa, qué tipo de contenidos compartir y cuáles no, qué momentos del día o la semana son mejores para difundir nuestro contenido o ser capaces de crear material interesante para otros usuarios.

Pero buscar no significa encontrar.

Debemos ser pacientes y esperar la oportunidad propicia, y mientras, prepararnos, sembrar la semilla que, llegado el momento, nos permitirá aprovechar la circunstancia para lograr nuestro objetivo. Es preciso que estemos listos para no perder el tren, usando nuestro bagaje y nuestras capacidades para sacar el máximo beneficio de una situación propicia.

Así pues, ¿cuestión de suerte? No exactamente. El éxito de una empresa depende de la perfecta unión entre oportunidad y preparación, ya que, si se nos plantea una oportunidad que puede ser beneficiosa para nosotros y no estamos listos para actuar, perderemos toda opción.

¿Estás listo para tener suerte?

 

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