Y esto, como se dice en mi tierra, es así.

Sobran marcas. Faltan personas.

Cada vez se pone más de manifiesto que las marcas robóticas que sólo se preocupan por lanzar sus mensajes a modo de proclamas políticas que a nadie le interesa y que no esperan respuesta del usuario no triunfan, no tienen éxito.

El problema de estas marcas es que viven ancladas en el pasado, en lo unopuntocero. Son marcas para los que lo importante es ella misma, su producto y sus beneficios, es decir, las “bondades” impuestas al usuario.

Nada más.

Son estas marcas las que, y esto no lo pueden evitar porque no se puede parar una avalancha,  tratan las redes sociales y los nuevos medios digitales como si fuesen los medios tradicionales “mass media”, en los que se comunican con su público de la misma manera en la que manejan los demás medios.

Este planteamiento funcionaba hace unos años, pero hoy ya no.

Hoy en día, los medios sociales necesitan que se aborden de otra manera, y no es otra que desarrollando una faceta humana, en la que la importancia se desplace del mensaje unidireccional, robótico, en los que lo que tiene verdadera importancia no es la necesidad del cliente ni lo que tiene que decir, hacia una presencia en la que lo importante sea la satisfacción de la necesidad del cliente- usuario.

Y es que en estos tiempos, las necesidades del prosumer han cambiado: ahora no quiere que la marca le diga lo que comprar, no quiere relacionarse con marcas que solamente hacen mítines sobre lo bueno, bonito y barato que es su negocio, su producto, no quieren que la marca, de forma robótica e intrusiva, vayan a buscarlos.

Ahora los usuarios lo que quieren es saber que la marca a la que siguen en Facebook o en Twitter no se limita a eso, a venderles un producto o un servicio y luego se desentienden. Los usuarios necesitan confiar en la marca que compran, pero claro, ¿cómo vas a confiar en una máquina con la que no puedes interaccionar ni tan siquiera para que te dé los buenos días?

Como ya he dicho, sobran marcas, pero faltan personas.

Faltan marcas que muestren su lado más humano, que se relacionen con los usuarios, que se preocupan por conocerlos por saber qué les interesa, qué productos suelen comprar, qué problemas han tenido con otras marcas, y, por lo tanto, que podemos convertir en clientes, simplemente, usando un poco la empatía.

Necesitamos que las marcas, que al fín y al cabo, están gestionadas por personas, doten a la marca a la que representan y gestionan  de las mejores características y cualidades que nosotros tenemos como individuos.

Queremos marcas que nos den los buenos días y que se preocupen por buscar, crear y compartir contenidos de calidad y que nos aporten valor. Queremos marcas que nos contesten cuando les preguntemos algo.

Sobran marcas, marcas unopuntocero que no interaccionen con nosotros, faltan marcas humanas.

¿Qué piensas tú?

 

 

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