Primera parte del artículo aquí.

Cuando creamos contenido social es una buena idea crear grupos de contenidos que se alineen con nuestros objetivos.

La ventaja de esto es poder medir las tendencias frente al impacto de un solo post. Los grupos podrían ir más o menos de esta forma:

  • Contenido social que genere confianza y visibilidad:

Pese a lo que se pueda creer, no está pensado para vender, sino para alcanzar a una mayor proporción de tu público objetivo. Este es el contenido que debe hacerse muy visual para crear un buen nivel de engagement, ser altamente “compartible” sin tener que ver con las ventas. Recuerda que de alguna manera debe estar relacionado con tu marca, así que, aunque son animalitos adorables y a mi me hacen mucha gracia, no subas un vídeo de un perrito saludando a su dueño si no tiene que ver con tu marca.

  • Contenido educativo:

Este tipo de contenido es el que educa al usuario. Con él pretendemos enseñar a nuestra audiencia cuáles son nuestros productos o servicios, para que, en última instancia, sean ellos los que decidan comprarlos o contratarlos. Si tu marca tiene un producto que se puede promocionar de forma visual, será mucho más fácil.

Esto no significa que si tu producto no es visual no puedas hacerlo visual (no, no es un galimatías), sino que necesitarás ser más creativo a la hora de añadirle un valor adicional.

  • Contenido final

Este contenido es el menos definido, pero el más conversacional. Este tipo de contenidos puede incluir cualquier cosa, desde respuestas a preguntas hasta ofertas especiales.

Una vez hemos pasado las dos fases anteriores, es hora de interpretar los resultados. Para ser capaces de interpretar los datos, hay que entender el contexto en que se presentan y cuáles son los objetivos para hacerlo correctamente.

Siempre hay en enfocarse en el objetivo de la actividad y no tanto en los números por sí mismos. Esto te permitirá comprobar y seguir el progreso que hacemos. Por ejemplo, si creamos contenidos para aumentar el alcance de la marca y la visibilidad, entonces esa es la métrica principal. Esto no quiere decir que no miremos otras, pero vocalizando en la intencionalidad.

Lo más fácil es dividir las métricas en grupos.

Midiendo el alcance vemos el número de usuarios que puede ver tu contenido potencialmente. Es una métrica pasiva y no implica interacción, pero dependiendo de tus objetivos, las impresiones pueden ser un arma muy poderosa. Algunos indicadores pueden ser el alcance orgánico y el pagado, el nivel de viralidad, los followers o los likes.

Otro de los aspectos que debemos medir es cómo se vinculan los usuarios con nosotros. Esto incluye a los usuarios “enganchados”, los likes, los compartidos, gente hablando de esto, menciones, retweets…

El tercer pilar es la conversión. Es la que más importa a las empresas porque muestra el nivel más alto de compromiso.

Por último, debemos saber qué dice la gente de ti y eso es el sentimiento. Es crítico medirlo, sobre todo si tienes una marca de largo alcance, por así decirlo.

Todo esto requiere mucho tiempo y trabajo, y si no tienes los recursos para ello, lo anterior te será inútil.

 

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