En los últimos tiempos, como todos sabemos, las profesiones dospuntocero están teniendo una aceptación y una demanda tremendas, sobre todo la de Community Manager.
Parece existir una histeria colectiva por conseguir un Community Manager para cualquier negocio y marca, y, si bien cualquier empresa tiene cabida en Social Media, la figura de este profesional tiene que estar en la empresa a cualquier precio, cabe decir, generalmente muy bajo.
Existen muchísimas más profesiones dospuntocero que también son necesarias, como Social Media Strategist, Analista, Content Manager, Copywriter entre otras, pero, sin duda, la mejor, la gallina de los huevos de oro es la de Community Manager, aunque no todos valemos para serlo, y aunque las otras profesiones sean igual o más importantes para una marca.
Permitidme que os diga que ser Community Manager me gusta, me encanta por todo lo que me aporta a diario. Adoro mi trabajo, pero también soy consciente de lo mucho que exige de mí cada día. Manejar las redes sociales de distintos clientes requiere lo mejor de mí, y tengo que darlo a cada minuto, porque tengo una gran responsabilidad en mis manos, la presencia y la reputación de una marca.
Como Community Manager de una marca es necesario estar al tanto del sector, y, si no tenemos mucha idea acerca del mismo, nos exige aprender acerca de él a una velocidad de vértigo, y no sólo eso, sino actualizarnos y reciclarnos día a día, lo que, al menos para mí, supone una de las mejores partes de este trabajo, que no es otra que la de aprender día a día cosas nuevas y que son un valor añadido para mí como profesional. También me permite hablar con los usuarios, entablar relaciones de calidad, que, si eres un profesional en pleno desarrollo de tu marca personal, puede darte altos beneficios, y si hablas en nombre de una marca, también.
Pero no todo es maravilloso en la profesión. También tiene sombras.
Generalmente, y a no ser que pertenezcas a una gran corporación multinacional, el oficio de Community Manager está mal pagado, sobre todo si eres freelance. Ojo, digo generalmente, por supuesto que hay excepciones. Siendo objetivos, aunque la penetración del Social Media en las pequeñas empresas es cada vez mayor, existe un gran desconocimiento del coste real de implantar una estrategia de Social Media en un negocio, y resulta complicado encontrar a personas que lo comprendan.
Por otro lado, si eres freelance tienes más inconvenientes, pero los dos principales son que se reconozca tu valía, tanto profesional como económicamente hablando, y que el cliente te pague.
Ser Community Manager requiere estar pendiente de tus clientes contínuamente, estar monitorizando todo el tiempo, no poder desconectar jamás, ya que nunca se sabe cuándo va a estallar un problema y, en este caso, tienes que actuar rápido, no importa que sea sábado, domingo o fiesta de guardar.
En el Community Manager predomina la conversación sobre la comercialización, como diría Dolores Vela, es aquel que tiene que crear conversación por encima de todas las cosas, para lo que es preciso conocer perfectamente a la comunidad para poder proponerle temas que les interesan utilizando para ello nuestras actualizaciones en las diferentes plataformas sociales.
Somos meros peones dentro de la estrategia, pero peones que pueden dar Jaque Mate, peones que cuando llegan a la última fila del tablero pueden promocionar en la figura que quiera, peones que se pueden convertir en alfil, en torre o en Dama.
Es el enlace entre audiencia y marca.
No todo es bueno, tienes que estar preparado para todo lo que venga y recibir todas las tortas del mundo por el hecho de estar en primera línea de fuego, pero con todo, lo tengo claro.
Ser Community Manager mola. Y mucho.