A la hora de formar un equipo de trabajo lo más deseable, lo ideal, es encontrar personas que nos hagan mejores a nosotros y que permitan que el trabajo realizado brille mucho más que si lo hiciésemos nosotros solos, y para eso, se necesitan dos elementos imprescindibles: talento y experiencia.
Obviamente a todos nos gusta tener ambas cosas en nuestro equipo, lo óptimo sería encontrar el equilibrio perfecto entre ellos, pero no siempre es posible. A veces nos vemos obligados a escoger. ¿Tú con qué te quedas?
Una de las ventajas de tener compañeros con experiencia es la probabilidad de que se hayan enfrentado a situaciones diversas, y en caso de volver a tener que encararlas, saber y estar bien asesorados de cómo hacerles frente de forma efectiva y adecuada. Un profesional con experiencia puede ser muy valioso para una empresa, ya que, como dice el refrán, la experiencia es un grado. Puede generar ideas importantes y aportar mucho al equipo basándose en lo aprendido anteriormente.
Por otro lado, el talento siempre es un bien a tener en cuenta, y siempre deseable en todo equipo de trabajo. El talento va menos de lo que has hecho, sino de lo que eres capaz de hacer, de lo rápido que puedas aprender. El talento es un conjunto de posibilidades para la empresa, capacidades y posibilidades que, bien canalizadas y aplicadas, pueden beneficiar muy mucho al resto del equipo.
La experiencia genera muchas expectativas, pero el talento las sobrepasa.
Pero hay veces en las que no vale solamente con tener talento, sino que es necesaria la experiencia. En ocasiones es necesario utilizar las herramientas que la experiencia proporciona, como el conocimiento. Esto significa que, como hemos dicho antes, lo ideal es combinar a la perfección talento y experiencia.
Ten en cuenta que una persona que tenga talento pero no experiencia, tarde o temprano la adquiere, puede aprender, pero el talento no se puede adquirir con el tiempo, alguien con experiencia pero sin talento solo puede conseguir más experiencia.
Te vuelvo a plantear la pregunta, ¿tú con qué te quedas?