Imagina un día cualquiera a cualquier hora. Acabas de llegar de trabajar y sabes que necesitas algo, pero no tienes ganas de salir otra vez con el coche e ir al supermercado o al comercio en cuestión.

En vez de eso, llegas a casa, te cambias de ropa, te pones el pijama y las zapatillas y te sientas delante del ordenador mientras te tomas algo tranquilamente mientras haces tus compras a través de internet.

La segunda situación mola mucho más, ¿verdad que sí? Afortunadamente, ya no es ciencia ficción, sino que es lo más normal del mundo. Cualquier cosa se puede comprar a través de internet, solamente tienes que localizar la tienda y listo.

El ecommerce ya no es una moda, ni algo nuevo. Ha llegado para quedarse y cada vez son más personas los que compran online a diario. Yo, por lo menos, ya no voy a comprar nada a no ser que no lo encuentre, o que quiera ver cómo es un producto físicamente. Eso también.

La cuestión es que el ecommerce presenta un montón de ventajas y beneficios frente a la forma tradicional de comprar:

El primero que se me ocurre es la comodidad de poder hacerlo desde casa sin necesidad de desplazarte a ningún sitio, a cualquier hora, puesto que internet está abierto a cualquier hora y puedes realizar tu compra sin depender de horarios.

También mola el hecho de que, como dice este artículo de Qué, internet es global, lo que lo convierte en la mayor tienda del mundo con todas sus ventajas. Por ejemplo, puedes buscar un producto y si lo encuentras en varias partes, siempre puedes comparar precios y ver quién tiene el envío gratuito o el courier que tarda menos tiempo en llegar. Tienes más opciones entre las que elegir.

¿Quién no ha ido a comprar un ordenador y ha tenido que preguntar al vendedor por sus características o si va bien? Gracias al ecommerce puedes comparar productos y preguntar a otros usuarios que ya lo tienen o han tenido cómo funciona, si merece la pena hacer el gasto. Las opiniones de los productos ayudan muchísimo a tomar la decisión real de compra.

Yo, por ejemplo, confío mucho en las opiniones.

Además, yo me acostumbré en Estados Unidos a no llevar nunca dinero encima, eso es una mala costumbre, los sé, y eso es un problema en un negocio tradicional. Con el ecommerce no necesito llevar dinero, puedo pagar con la tarjeta o con PayPal o similar. Eso para mi es una ventaja enorme.

Por otro lado, cuando pides un producto en un comercio, como me ocurrió no hace mucho con un tocadiscos (sí, me mola lo vintage) tuve que esperar como dos semanas a que me llamaran para decirme que estaba en Sevilla, y venía de Madrid. Si lo llego a comprar en Amazon con el envío Prime hubiera estado en dos días en casa y habría podido en todo momento hacer el seguimiento del envío.

En fin, es un punto de vista personal. Habrá quien prefiera comprar en establecimientos físicos, pero yo, desde luego, no soy una de esas personas.

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