¿Quieres ser tu propio jefe? ¿Quieres marcarte tú mismo tus horarios y establecer tus pautas y condiciones de trabajo? 

Hazte Autónomo.

Qué bonito, ¿verdad? Pues, si os habéis hecho ilusiones, lo siento, pero no hay nada más lejos de la realidad.

En un país donde los ricos cada vez son más ricos y los trabajadores cada vez ven más mermados sus ingresos económicos debido a que no hay empleo para todos ni para nadie por estar atravesando una crísis económica que cada vez amenaza a más familias, la única opción posible es decidirse a trabajar por cuenta propia, hacerse autónomos.

Pero, ¿es realmente una alternativa?

Hay muchas falsas creencias acerca del trabajador por cuenta propia, como por ejemplo, que es su propio jefe. Creo que la situación de los autónomos se define muy bien con la frase “muchos jefes y pocos indios”, es decir, como profesionales externos, tenemos un jefe en cada uno de los clientes que encontramos, clientes con los que muchas veces tenemos que sacar fuerzas de flaqueza para afrontar las diferentes situaciones a las que debemos hacer frente.

Podríamos decir que el autónomo pasa de ser un trabajador a ser un esclavo del trabajo, pues hay muchas personas que no entienden que el autónomo también tiene un horario de trabajo y que no se le puede llamar a cualquier hora con cualquier cosa que se pueda hacer al día siguiente.

El buscar nuevos clientes es complicado para los autónomos, puesto que hay quien piensa que por el simple hecho de ser autónomo trabajamos por amor al arte, y regatean hasta límites insospechados los honorarios. Vamos a ver, si no se le discuten precios a agencias, ¿por qué hacerlo a los autónomos?, y bueno, si hablamos de cobrar facturas pendientes, en muchos casos, esto, que debería ser una obligación para todo aquel que contrate nuestros servicios, se convierte en una odisea, y, estamos totalmente indefensos ante casos en los que clientes nos dejan a deber facturas, y no pasa nada. Os pondré un ejemplo: recientemente gestioné las redes sociales y el blog de un restaurante en Sevilla, para intentar que dicho restaurante remontase el vuelo gracias a estas plataformas sociales, pero, al mes de ponerme al mando de sus perfiles sociales, echó el cierre dejándome una deuda considerable.

¿Qué podemos hacer en estos casos? Prácticamente nada. Lo único, plantear un proceso monitorio si la cantidad es inferior a 800 euros, y, la siguiente opción, pasar a la vía judicial, y, lo peor de todo es que si hemos emitido factura, los impuestos generados por esa factura, a saber, IVA e IRPF, hay que pagarlos.

Hay algo que me ha enseñado esta experiencia, a la hora de cobrar, emitir facturas Proforma, y una vez cobramos, emitir la definitiva.

Por otro lado, ser autónomo en España es poco rentable. No sólo hay que pagar unos impuestos altos, sino que la cuota de autónomo tampoco es asequible para muchos profesionales.

Desde las altas esferas hay quien se llena la boca de palabras como emprender, autoempleo y emprendedores, pero no nos engañemos, no es fácil emprender en España, de hecho, las ayudas para los profesionales por cuenta propia son pocas y muy difíciles de conseguir, la legislación vigente tampoco ayuda demasiado al dejar desamparado sin ayudas a quien pierde su trabajo.

Es necesario una revisión del régimen de autónomos, bueno, revisión se queda corto. Los emprendedores son la solución a la crísis económica, pero, las cosas son así, no es país para Autónomos.