Uno de los principales caballos de batalla para los profesionales del Social Media, sobre todo para aquellos que recién empiezan en este mundo dospuntocero, son las métricas. Sabemos bien que medir los resultados que dan nuestras acciones, tácticas y estrategias es algo fundamental para el desarrollo y ejecución de las mismas, puesto que son los que nos va a permitir tomarle el pulso a todo lo que estamos haciendo y mejorarlo con conocimiento de causa.

En muchas ocasiones el problema de las métricas es que nos lanzamos a medir a lo loco y lo queremos analizar absolutamente todo, cuando a lo mejor, no necesitas todas las KPIs del mundo, sino que necesitamos conocer sólo algunas.

Lo que está claro es que la mejor medición que podemos hacer es la que se adecua perfectamente a nuestras necesidades, la que mide lo que necesitamos medir, así pues, ¿por qué no pararnos a pensar un poco antes de lanzarnos a la piscina de los KPIs e indicadores?

Lo primero que debemos hacer para crear unas buenas analíticas es plantearnos un objetivo, concreto, medible, realista y que esté perfectamente alineado con los objetivos que persiga la marca. Algunos de los objetivos más comunes que se plantean las marcas son, por ejemplo, aumentar el grado de conocimiento por parte del público de la marca, generar leads, convertir esos leads en ventas y atraer y retener clientes mediante el uso de la fidelización. Está claro que cada marca tiene una necesidad, y que habrá marcas que quieran centrar sus esfuerzos en un sólo objetivo o en varios.

Aunque hoy en día las métricas cien por cien fiables no existen, sí que pueden darnos una idea muy aproximada de lo que estamos midiendo. Tampoco necesitamos medirlo todo, por lo que es mejor centrarnos en unos indicadores más específicos que nos digan cómo va marchando nuestra estrategia y el resultado que nos dan nuestras acciones, para así poder optimizarla de una manera efectiva y eficaz. Por ello, debemos esforzarnos en establecer las KPIs que sean capaces de definir esa evolución.

Por otro lado, solemos cometer el error de querer abarcar demasiado para llegar más lejos, cuando en realidad, lo único que conseguimos con esta es estrategia es diluir nuestros esfuerzos sin que den frutos. Así, lo mejor es dirigir nuestro foco a un grupo concreto y específico de usuarios mediante la segmentación, lo que hará que nuestras acciones se dirijan a un público del que sepamos a priori que está interesado.

 

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