Ya llevo algún tiempo en esto del marketing digital, y la experiencia me ha servido para darme cuenta de varias cosas: 

  1. Para saber qué es el marketing
  2. Me ha permitido darme cuenta de que en marketing no es oro todo lo que parece
  3. Para ver de que ciertos aspectos son totalmente incongruentes
  4. Me deja cerciorarme que nadie vale para todo
  5. Para que se me vaya la olla y diga que soy muy creativa.
  6. Para saber a ciencia cierta que me encanta mi trabajo. 

Me ha valido para mucho más

En realidad, me ha servido para muchas más cosas, pero no os las voy a contar hoy. No me apetece. 

Lo cierto es que todo este mundo del marketing, desde fuera, tiene mucho glamour y mucho prestigio, y parece que cualquiera que trabaje en él esta forrado. Eso me llamó la atención. Quedé con una amiga y me preguntó que cómo no me había comprado ya una casa, y cuando le dije lo que le cobraba a un cliente concreto me respondió (voy a cambiar la palabrota por otra cosa): “Jolines, yo cobro más que tú”. Pues sí. Es lo que hay, mucha competencia leal y desleal, mucha mala praxis: la consecuencia es un sector completamente quemado y tirado por el suelo.

Sí, este sector es muy incongruente. Eso también es verdad. No quiero tirar piedras a mi propio tejado, pero, las empresas cada vez son más conscientes de que hay que estar en internet y que es necesario luchar por la atención del usuario bajándose al barro. Y para eso están las redes sociales y las personas que las trabajan. A pesar de ser un puesto en el que es fundamental tener experiencia y un perfil muy concreto (yo me jacto de ser muy buena) no está en absoluto valorado, sino todo lo contrario. Para muchos, el Community Manager es quien está jugando todo el día en redes sociales, y su trabajo puede hacerlo cualquiera. No sé, me parece un poco incongruente que, siendo un puesto tan importante dentro de una empresa se valores tan mal (económicamente y hablando de reconocimiento).

Pero lo mismo pasa con los contenidos. Estos son fundamentales, pues crean la promesa de tu marca, y además es lo que hace que un usuario te tome como referente o no. No voy a entrar temas económicos, pero se paga a cantidades ridículos. Es como si cambiar la correa de distribución a tu coche costase 3 euros. ¿No debería tener más valor económico un elemento tan importante como este? No sé, a lo mejor es que los profesionales deberíamos emprender una campaña de concienciación…

El marketing digital me ha ayudado a darme cuenta de la importancia de la especialización, de hacer lo que mejor sabes. El profesional vive de su reputación, y es imposible que nadie pueda hacer a la perfección todo lo que se puede hacer en este sector, y un mal trabajo puede perjudicarte mogollón. Por eso es mejor saber qué es lo que haces mejor y dedicarte a ello.

Para mi el trabajar con mis clientes es una excusa para dejar mi imaginación volar y sacar a la luz todas mis ideas más absurdas. Creo que la mejor forma de dar con una buena idea es soltar todas las que tengo en mi cabecita, alguna habrá que valga la pena. El marketing me permite volar y pensar en cómo hacer que mi cliente consiga su objetivo de la forma más creativa posible. La creatividad es fundamental.

Con todo, (y ojo, odio las frasecitas típicas de “haz que tu trabajo te apasione” o similares porque pienso que un trabajo es un trabajo, y que si te gusta, genial, pero si no, es un trabajo y lo tienes que hacer igual de bien) trabajar en marketing digital como Community y Content es el mejor trabajo que he hecho en mi vida, y espero poder trabajar en esto hasta que me convierta en cyborg allá por el año 2150.

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