Igual si le metéis un poco de música, os suena a canción de Las Grecas, ¿no?

Pero es la pura verdad, es lo que muchas veces he tenido que decirles a muchos clientes, propietarios de todo tamaño de negocios, pequeños y grandes, que se han metido a lo loco en este mundo dospuntocero.

Hay muchas personas, propietarios de estas negocios, que piensan que pueden entrar a saco en las redes sociales, simplemente, porque hay alguien que le ha dicho que es una mina de oro, y que con solo abrirse un perfil en una u otra plataforma social, que eso es otra historia, van a tener miles y miles de euros en beneficios, y que, en caso que ocurriese, no les importa morir de éxito.

Pero, pensemos una cosa, ¿qué sentido tiene tuitear y estar en redes sociales sin ton ni son, sin concierto? ¿Para qué nos vale tuitear por tuitear? Como diría Rosana Arbelo en su canción, “para nada”.

Uno de los principales inconvenientes o escollos, si queréis, que he encontrado a la hora de gestionar la presencia online de una marca que, valga la redundancia, ya tiene presencia online, es la mala gestión que hacen de los distintos canales sociales. Me viene a la cabeza el caso de una marca de mi ciudad, de Sevilla, cuyo dueño estaba a punto de cerrar el negocio y, porque se lo había recomendado un familiar, había abierto perfiles en todas las redes sociales generalistas, incluyendo Linkedin y YouTube, perfiles que tenía totalmente desatendidos, excepto Facebook y Twitter, canales en los que era muy activo, publicando (y repito, es un caso verídico), en Facebook 4 publicaciones por hora en horario de 9 de la mañana a 8 de la noche, y en Twitter, en el mismo horario, publicando tweets cada cinco minutos.

Este hombre vio mi blog y me llamó, reprochándome que estaba mintiendo, que las redes sociales no funcionaban y que todo era mentira, y que los que nos dedicamos a esto éramos todos unos mentirosos. Yo le respondí, y él me contó su caso. Concertamos una cita y le expliqué porqué no le estaba funcionando.

El problema residía en que, para empezar, el abandono de sus perfiles creaba en su escasa comunidad muy mala impresión, y para seguir, que tuiteaba y publicaba en Facebook contínuamente, spameando a los usuarios sólo y exclusivamente con contenidos referentes a su negocio y lo bueno que era su producto.

No podemos entrar a las redes sociales sin saber adónde vamos, sin saber qué vamos a hacer ni cómo lo vamos a hacer. Necesitamos tener un plan de acción, tener muy claro a qué público nos dirigimos, a qué hora están más activos nuestros usuarios, qué tipo de publicaciones vamos a publicar en cada plataforma y, naturalmente, saber qué frecuencia de publicación utilizar en cada caso.

Muchas marcas, sobre todo pequeñas, ya son conocedoras de la importancia y la efectividad, si se usa bien, de las redes sociales, por lo que antes de recurrir a un profesional ya tienen abiertos perfiles sociales, pero al desconocer bien su funcionamiento estratégico, adquieren malos hábitos, como la persona que ha aprendido a conducir con su padre, adquiere sus vicios, y luego, el profesor de la autoescuela le tiene que corregir esos vicios adquiridos. Es más complicado perderlos y empezar a hacerlo bien, es la fuerza de la costumbre.

Es muy recomendable que, antes de empezar a publicar en redes sociales, siempre consultemos a un profesional, quien nos puede guiar en nuestros primeros pasos sociales.

¿Conoces algún caso de lo que comentamos?

 

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