Hace ya algún tiempo escribí un post acerca de la conveniencia para el freelance de redactar acuerdos o contratos a la hora de trabajar con clientes para, de alguna manera, cubrirte un poco las espaldas y no andar tan expuesto.
En este artículo voy a hablar un poco más en profundidad acerca de cómo redactar uno, de qué elementos necesarios debe contener.
En primer lugar, quiero insistir en la necesidad de tener un contrato o acuerdo, llámalo como mejor te parezca. No importa la duración que tenga, pero lo necesitas. Tener uno no es infalible, pero como decía en el post que te comenté antes, te deja menos expuesto ante posibles inconvenientes que se te puedan plantear con un cliente.
Si antes de empezar a trabajar con un cliente nuevo le explicas que el contrato no es por desconfianza sino por seguridad para él, ya que en el documento estableces las pautas en las que vas a realizar el trabajo, vas a darle una confianza en que el trabajo se va a realizar como se ha pactado desde un principio, generalmente esto se acoge positivamente, además de que así refuerzas tu imagen de marca como profesional serio.
Así pues, en el contrato siempre puedes establecer la forma de pago por tus servicios y las especificaciones de los mismos, como los plazos.
Es muy importante que el contrato, o acuerdo de colaboración como me gusta llamarlo a mí, especifique cuál es la naturaleza del mismo, que afirme cuál es la relación contractual entre ambas partes (empresa- empleado, proveedor de servicios- cliente o cualquier otra que se establezca), pues esto marcará la forma de trabajo: no es lo mismo cómo se le trabaja a una empresa que te contrata que cómo se le trabaja a alguien a quien le proporcionas una serie de servicios.
Y ahora, entramos en un punto clave que debe recoger nuestro contrato: lo económico. Las relaciones que se establecen entre freelancers y marcas/ profesionales son complicadas, y a veces se acaba rizando el rizo de lo complicado, desembocando todo en un impago al profesional independiente (y créeme, esto pasa más de lo que podéis pensar).
No se trata solamente de especificar el precio de nuestros servicios, sino plazos y formas de pago, no olvidando incluir una cláusula detallando la información referente a los impuestos que conlleve, como si el IVA o el IRPF van incluídos en la factura, en cuyo caso deberemos desglosar ambas cantidades.
Por último, pero no menos importante, es importante asegurarte de que tus distintos proyectos no generan conflictos de intereses, y añadir una cláusula en el documento en el que declares que el profesional no va a perjudicar a una marca para favorecer a otra en cualquier forma.
¿Se te ocurre algo más que debiéramos incluir en el contrato?
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Un post muy interesante, deberíamos tenerlo más en cuenta 😉