En el mundo del Social Media, sobre todo, al recien iniciarnos, solemos buscar figuras de referencia a quien seguir, porque necesitamos que alguien nos guíe en el camino hacia lo social y, por qué no, para aprender de los que ya saben, y nos convertimos siempre en seguidores de alguien.
Algo que solemos hacer todos sin excepción es intentar localizar a los usuarios más influyentes, a los mejores, porque de ellos es de quien mejor podemos aprender y porque teniendo un contacto más directo con ellos podemos conseguir mucha más visibilidad en todo el ecosistema social.
Un ejemplo muy claro de esto es una conversación mantenida con Dolores Vela, en la que comentaba que alrededor de un grupo de música siempre hay gente que va a saludarlos, a preguntarles qué tipo de instrumentos usan y que los siguen allá donde van. Es lo que Dolores denomina Satélites.
Hay determinados usuarios que son Satélites de los influencers y que tratan de aprovecharse de su fama de alguna manera.
Pero, este no es el tema que nos ocupa.
La cuestión es otra. Solemos juzgar a los usuarios que son más relevantes en función de los seguidores que tienen, y así los seguimos, pero, ¿realmente es algo definitorio el número de seguidores de un usuario para determinar su calidad como profesional?
Planteemos la pregunta de otra forma. ¿Es mejor cantante Justin Bieber que el Boss, Bruce Springsteen? ¿Quién tiene más seguidores?
Lo que pretendo es explicar que en muchas ocasiones la cantidad de seguidores de un profesional no es definitoria de su calidad, puesto que en su popularidad pueden influir una gran cantidad de factores, como por ejemplo, una campaña de marketing.
En el caso de los usuarios más seguidos pueden influir muchos factores también, cómo su actividad en Twitter. Generalmente alguien que sea muy activo en Twitter será más conocido que otro, ya que tiene una exposición mayor de su mensaje, pero eso no significa que el contenido que comparte sea de calidad o de interés. La compra de seguidores también puede influir, aunque todos sabemos que es una práctica que no sirve para nada, ya que esos seguidores no aportan nada.
Por supuesto, no quiere decir que los más seguidos no sean buenos. Hay muchísimos profesionales conocidos por su gran calidad que tienen detrás de ellos a miles de usuarios que siguen sus actualizaciones y su actividad en las diferentes plataformas sociales, y como ejemplo de esto podemos poner a Juan Merodio, Gaby Castellanos, Tristán Elósegui o la misma Dolores Vela.
Estos y otros muchos profesionales han dado múltiples razones por los que son tan seguidos y conocidos. Diariamente dan muestra de su profesionalidad y su calidad.
La cantidad no implica necesariamente calidad, y eso es algo muy visible en el mundo dospuntocero.
¿Y tú, qué piensas?
Curiosamente, la semana pasada montamos una serie de conferencias sobre el tema de la creación y difusión cultural en internet y las redes sociales.
Una de las ideas con las que me quedé en el asunto es que seguidores de verdad, se tienen normalmente muy pocos. Seguidores de los que te conocen, de los que leen casi todo lo que publicas, lo recuerdan, lo contrastan y conversan contigo. Tener unos cuantos de esos es tremendamente valioso. Pero tienen un coste. En tiempo. En esfuerzo. Hay que prestarles atención porque …eh! esto son redes _sociables_.
A esa gente te la ganas por la calidad del material, por tu honestidad, por hacer las cosas bien, en definitiva. Valen mucho, pero mantenerlos es difícil.
Sacamos unas cuantas conclusiones más, por cierto…
http://luistarrafeta.com/2012/09/25/curso-de-verano-fin-conclusiones-personales/
Hola, Luís,
eso es como tener un amigo o muchos conocidos… sinceramente, tener muchos conocidos no aportan mucho, sin embargo los amigos son otro mundo…
Un abrazo,