En el post anterior hablamos de lo que es una Guía de Estilo y de la conveniencia/necesidad de tener una para cualquier negocio que necesite encontrar su voz y, por lo tanto, su personalidad.
Ya dijimos que la Guía de Estilo debía ser eso solamente, una guía en la que se puedan mirar los profesionales que trabajan en una marca a la hora de dirigirse a su comunidad, ya sea a través de los medios sociales, ya sea a través de publicaciones impresas o digitales, para saber cómo comunicarse con ellos de forma efectiva y orientada a sus necesidades y objetivos, teniendo que estar necesariamente aliada con ellos.
No es ley. Es guía.
Ahora que tenemos claro qué es y para qué sirve una Guía de Estilo, veamos cómo redactarla.
La primera parte de nuestra Guía de Estilo debe ser una introducción motivada de porqué se escribe y qué objetivos hay que cumplir con ellas. No es necesario que sea muy larga, pero en cualquier caso debe recoger cuestiones importantes de redacción, formato y edición, así como de comunicación interna y externa.
Si el medio para el que se redacta la guía es escrito, lo primero que debemos señalar es si se trata de un medio online u offline, así como hablar de cómo se redactarán los posts o los documentos escritos. Es el momento de señalar aquí aspectos como la longitud de los textos, el tipo de vocabulario a emplear, el uso de la puntuación, la gramática y las mayúsculas, el formato que seguirán…
También es el momento de establecer el tono y el estilo que se van a usar para las comunicaciones/ artículos. No podemos olvidar que el sello de identidad de un bloguero es el estilo y el tono, eso es lo que hace que conectes mejor o peor con él, aparte, por supuesto, de que el artículo esté correctamente escrito y desarrollado.
El estilo es la forma en la que se ve y cómo se lee un post, de ahí su importancia, puesto que no podemos olvidar ni pasar por alto que todos los usuarios no leen igual, y que cada uno es, en ese sentido, de su padre y de su madre.
Tenemos que poner especial cuidado en el formato de las publicaciones, señalando si usaremos párrafos cortos o largos, si usaremos listas, encabezados, negritas o cursivas, fotos, citas, y, en los casos en los que cada elemento se utilizará.
Por otro lado, el tono tiene que ver con cómo está escrito ese artículo, señalando en cada caso, la persona en la que escribiremos (si es en primera o tercera), el tipo de lenguaje (sencillo y directo o complicado), académico…
Igualmente, hablaremos, como hemos dicho antes, del formato. Aquí señalaremos el tipo de letra y tamaño que se usará y los casos en los que se utilizarán los distintos elementos que hemos mencionado antes.
Las imágenes son otro tema a tratar en una Guía de Estilo. Se tratará la alineación de las mismas, el formato, el tamaño, las etiquetas que se usarán en ellas, las fuentes a las que hacen referencia…
Opcionalmente, y en caso de que se trate de contenidos específicos para blogs, trataremos los tipos de contenidos, los créditos y la autoría.
Hay otros muchos aspectos que debe tratar una Guía de Estilo, pero si no queremos extendernos demasiado, con estos tenemos un buen punto de partida.
¿Qué añadirías tú?