Siempre has oído hablar del sentido común y de la importancia del mismo en todos los aspectos de la vida, ¿a que sí? Pero ocurre que no siempre se tiene, y a veces, ni siquiera se reconoce.
En temas laborales, el conocimiento y la experiencia construyen, en parte, ese sentido común del que hablamos, y si no tienes los dos, realmente estás trabajando “de oído”, desde la opinión y la creencia.
[Tweet “El sentido común es una forma de pensar basada en lo que sabes.”]
Tu madre o tu padre te habrán dicho alguna vez “tiene sentido común”, y es un halago, aún refiriéndose a que eres práctico o que has actuado adecuadamente y, tu acción o lo que hayas dicho se ajusta a su juicio. Seguramente lo habrás hecho sabiendo una serie de cosas.
Si es sentido común, es común a todos, ¿no?
Bueno, esto es algo discutible, pues todos hacemos alguna vez cosas sin sentido. Gastamos demasiado, usamos el móvil en el coche, conducimos por encima del límite de velocidad, o, lo que suelo hacer yo más habitualmente, si tengo la oportunidad, me como un trozo de tarta de queso (o dos) incluso si estoy a dieta. Seguramente, alguna vez habrás dejado cosas para más tarde, habrás tardado en hacer una copia de seguridad.
Pasa lo mismo en los negocios. Generalmente tomamos malas y buenas decisiones, basadas en el sentido común o en la falta de él, y, a pesar de lo que puedas pensar, no tiene nada que ver con la inteligencia. Pero lo usamos diariamente para priorizar.
[Tweet “El sentido común es la forma de conectar los puntos a la hora de trabajar.”]
En los negocios, constantemente estás enfrentando diferentes situaciones, y nos ayuda a superarlas. Nos permite evitar situaciones de stress, y, en caso de no poder evitarlas, nos ayuda a lidiar con ellas. Cuanta más experiencia tienes, más sentido común hay en ti.
[Tweet “No se nace con el sentido común, se aprende a tenerlo.”]
El sentido común nos permite evaluar y comprobar lo que hacemos gracias a nuestra intuición, pues genera una primera impresión que se basa en nuestro conocimiento y la experiencia pasada. Somos capaces de ver el panorama general y los detalles para luego evaluar cómo los detalles podrían ayudar o perjudicar. Sí, valoramos y tomamos en cuenta las opiniones (conocedores) de los demás, pero no permitimos que nuestro buen juicio quede afectado.
¿Has oído hablar de la universidad de la calle?. Pues también existe la de negocio.
Se basa en el desarrollo de un plan, la comprensión de sus debilidades y la creación de contingencias. En los negocios, el sentido común se basa en el conocimiento y la experiencia (y en una dosis de intuición) y nos permite evaluar con claridad y objetividad cada paso del negocio.
Eso sí, hay que evitar ser demasiado pragmáticos dejándonos llevar en exceso por la intuición.
¿Qué piensas tú?
Concuerdo porque como dice un dicho: ” todo exceso es malo”