No resulta extraño para nadie abrir un perfil de un usuario en Twitter o Facebook y quedar seducidos ante la gran cantidad de followers o likes e, inmediatamente, hacer click en “seguir” o “en me gusta”.

Esto es un acto reflejo, casi instintivo.

Muchos usuarios son profesionales que se han ganado los followers a base de tweets y contenido compartido y creado de calidad, a base de su trabajo diario y su buen hacer, y esos son, sin lugar a dudas, a los que hay que seguir.

Son esos followers los que van a aportar valor a nuestro timeline y de los que vamos a aprender más de lo que pensamos, esos son los que nos aportan calidad y valor añadido.

Sin embargo, tampoco es raro ver perfiles con poca actividad y una gran cantidad de followers, miles de ellos. Esto puede ocurrir por dos razones principales: que son muy buenos, tanto que con un tweet o una publicación en Facebook han iluminado a miles de personas, o que han comprado esa relevancia a golpe de talonario.

¿Qué ganamos con la compra de followers, por ejemplo?

Nada. Absolutamente nada.

Por desgracia, la compra de seguidores es un fenómeno mucho más habitual de lo que pensamos, y, por un puñado de dólares podemos ver subir el número de nuestro casillero de seguidores a cifras estratosféricas, pero eso no aporta absolutamente nada.

La calidad de un profesional viene determinada sólo y exclusivamente por su trabajo diario y por sus conocimientos, sus capacidades. Un verdadero profesional es el que sabe sacar de su comunidad el máximo, el que sabe aprovechar el feedback y aquél que es capaz de relacionarse e interactuar con ellos, y, de igual manera, una audiencia de calidad es la que aporta al Community Manager todo lo mencionado anteriormente.

¿Realmente aporta algo la comunidad comprada? No. Por lo general son perfiles vacíos de contenido de calidad que no proporciona nada relevante y que nos puede resultar un perjuicio más que un beneficio, ya que al ser, normalmente, una audiencia que nada tiene que ver con nuestro sector, nuestros verdaderos seguidores se pueden ver contaminados por la irrelevancia y abandonarnos.La importancia de la audiencia radica, en todo caso, en lo que nos puede aportar, no en su número.

De igual forma en que no debemos en ningún caso despreciar o desechar a un usuario porque tenga muy pocos seguidores o muy pocos me gusta, tampoco debemos encumbrar a otro que tenga una horda de ellos detrás de él. Eso no quiere decir que sea bueno. Siempre es preferible la calidad a la cantidad, eso está claro.

Vale mil veces más una audiencia pequeña pero relevante que una gigantesca y que no pueda aportarnos nada.

¿Qué opinas tú?

 

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