A estas alturas, ya sobra señalar la importancia de los contenidos como forma de destacar por encima de nuestros competidores. Hay que tener en cuenta que nosotros no somos los únicos que sabemos que generar un contenido relevante y que nuestros usuarios quieran consumir es fundamental para cualquier marca que quiera crear una presencia fuerte de marca.
Y es que vemos que el marketing de contenidos está de moda. Toda marca se que se precie, o todo profesional, tiene un blog hoy en día, un blog que tiene que ser alimentado con frecuencia con distintos tipos de contenidos, desde artículos hasta vídeos, pasando por imágenes.
Esta abundancia de contenido tiene dos vertientes, una positiva y otra negativa. La positiva es que, al existir mucho más contenido, es más probable que encontremos la información que buscamos, pero, por el otro lado, la parte negativa es la infoxificación, es decir, los usuarios ya están tan saturados de contenidos que es mucho más complicado que el nuestro sobresalga, y que, además, no todos los contenidos son de una calidad suficiente para el usuario.
Es precisamente por esta infoxificación, la vigencia de los contenidos que creamos es hoy más escasa que hace unos meses, puesto que contínuamente surgen nuevos contenidos que entierran el nuestro entre esa gran masa de vídeos, artículos e imágenes, por lo que nos vemos obligados a sacar nuestro megáfono y gritar que lo tenemos, y que el nuestro es verdaderamente bueno.
Es como en la película de los Monthy Python, la Vida de Brian(puedes ver aquí la escena que te comento), en la que Brian es perseguido por los soldados romanos y cae por la ventana a una plataforma, justo al lado de muchísimos predicadores. Nadie los escucha, pero para librarse de los romanos, Brian empieza a hablar sin ton ni son y, cuando se calla en medio de una frase, la gente le pregunta qué está diciendo. Es a lo que tenemos que aspirar. A crear curiosidad en los usuarios.
Está claro que este interés en los contenidos se debe a un cambio en el comportamiento del comprador. Ahora utilizamos las redes sociales para saberlo todo acerca de un producto o una marca, lo que hace imprescindible que la marca cree contenido por el que el usuario sienta curiosidad por leer. Necesitamos crear curiosidad.
La curiosidad es el motor que nos mueve. Somos curiosos por naturaleza, y siempre queremos saber mucho más. Esa curiosidad la podemos utilizar a la hora de hacer storytelling, revelando solamente lo suficiente para que los demás quieran saber más.