¿Alguna vez te has preguntado por qué algunas marcas se te quedan grabadas a fuego en la memoria, mientras que otras hacen que pilles la tarjeta al momento? La respuesta está en el copywriting, ese arte de jugar con las palabras para que hagan magia en el cerebro del consumidor. Pero ojo, que no todo el copywriting es igual. Hoy vamos a meternos de lleno en dos estilos que, aunque primos hermanos, son como el día y la noche: el copywriting creativo y el de respuesta directa.

Copywriting creativo: palabras que enamoran

Imagina que estás viendo la tele y de repente aparece un anuncio que te deja con la boca abierta. No sabes muy bien qué venden, pero te ha molado.  Seguro que te acuerdas del anuncio de “Un paloooo, un palooo”. Eso, amigo mío, es copywriting creativo en estado puro. Es ese tipo de redacción que te hace sentir cosas, que te lleva a otro mundo y que, sin que te des cuenta, te está vendiendo la moto pero a lo bestia.

Los del copywriting creativo son unos artistas. Se dedican a crear eslóganes que se te pegan como chicle en la suela del zapato en verano y conceptos que dan que hablar. Su objetivo no es que compres ya, sino que te enamores poco a poco de la marca. Es como el ligoteo de toda la vida: primero te tiran la caña, luego te invitan a una copa y, antes de que te des cuenta, ya estás pensando en boda.

Este tipo de copy lo verás en anuncios de tele, vallas publicitarias y esas campañas que se hacen virales en redes sociales. Es el responsable de que tarareemos jingles de anuncios de hace 20 años y de que asociemos ciertas marcas con sensaciones de felicidad o libertad. Vamos, que es puro marketing emocional.

Copywriting de respuesta directa: al grano y sin rodeos

Ahora bien, si el copywriting creativo es como un baile lento, el de respuesta directa es más bien un “¿Bailamos o qué?”. Este estilo va directo al grano, sin florituras ni metáforas. Su misión es clara: que hagas algo, y que lo hagas ya.

Los copywriters de respuesta directa son como esos vendedores que te encuentras en el centro comercial. Te abordan, te cuentan las maravillas del producto y antes de que te des cuenta, ya estás firmando. Su lenguaje es claro, directo y está lleno de llamadas a la acción. Nada de “Quizás te interese”, aquí es más bien un “¡Cómpralo o te arrepentirás!”.

Este tipo de copywriting lo verás en landing pages, emails de marketing y en esos anuncios de Facebook que parecen leerte la mente. Su objetivo es claro: que piques, que cliques, que compres. Y lo quieren ahora, no mañana.

¿Cuál es mejor? Pues eso ya depende de muchas cosas

Ahora bien, ¿cuál de los dos estilos es mejor? Pues como en el fútbol, depende del partido que estés jugando. Si lo que quieres es crear una imagen de marca que dure años y que la gente asocie con ciertos valores, el copywriting creativo es tu mejor aliado. Es como plantar un árbol: tarda en crecer, pero cuando lo hace, da sombra para rato.

Por otro lado, si lo que buscas son resultados rápidos, ventas inmediatas o leads a cascoporro, el copywriting de respuesta directa es tu mejor opción. Como ir de pesca con dinamita: rápido y efectivo, pero ojo que puede asustar a los peces.

Lo ideal es encontrar un equilibrio. Usar el copywriting creativo para crear una base sólida de marca y el de respuesta directa para esos momentos en los que necesitas un empujón en las ventas.

Tanto si eres más de crear mundos con palabras como si prefieres ir al ataque, el copywriting tiene un hueco para ti. Lo importante es que sepas qué quieres conseguir y elijas las palabras adecuadas para ello. Porque al final las palabras son la diferencia entre vender o no vender, entre enamorar o pasar desapercibido. Así que ya sabes, a darle al coco y a jugar con las palabras.

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