Estamos asistiendo a unos momentos en los que más se valora es la creación de contenidos originales para todo tipo de empresas y marcas como modo de conseguir posicionarse como expertos en un determinado nicho de mercado y para crear una relación con el usuario.
Gracias a esta eclosión del marketing de contenidos hemos podido descubrir a usuarios que redactan francamente bien y comunican un mensaje de una forma más que correcta, aunque, por otro lado, también hemos visto que no todo el mundo es capaz de escribir en modo, por decirlo de alguna forma, dospuntocero.
Aunque este post no trata de este tema, me parece acertado señalar que no es lo mismo escribir un ensayo que escribir un post en un blog, aunque, por supuesto, en ambos casos la redacción debe ser adecuada, el tono y la forma en que se escribe correctas, pero bueno…
Volviendo al tema que nos ocupa, cada vez son más las empresas que andan buscando profesionales de la redacción de contenidos dospuntocero, puesto que son esos contenidos de calidad los que proporcionan visitas a las webs y hacen que los usuarios quieran volver. Esos contenidos son los que ayudan a crear la marca de esa empresa.
Porque ya lo hemos dicho antes en algún post. Toda Marca es una empresa, pero no toda empresa es una Marca.
El buen contenido en una web, ya sea una página de una empresa, un blog, o una revista, no sólo atrae a usuarios, sino a anunciantes que buscan a sus potenciales clientes, por lo que esa marca saca un beneficio doble, bueno, triple: un buen posicionamiento web al tratarse de textos optimizados para los buscadores (y más teniendo en cuenta a Penguin), las visitas que les proporcionan los usuarios y con ello la creación de una imagen fuerte de marca que ofrece contendos de calidad a sus lectores y, por otro lado, el beneficio económico proporcionado por aquellas otras marcas que anuncian sus servicios o productos en ellas.
¿Y el creador de ese contenido?
Bueno, el creador de esos contenidos gana ¿marca personal?, esas páginas le ofrecen visibilidad para que sea más conocido, y, por supuesto, la posibilidad de seguir desarrollándose como content manager, copy o blogger.
Vale, pero de eso no se come.
Yo puedo ser muy conocida en Pino Montano, mi barrio, donde nací, pero no por eso tengo más dinero. El ser conocida no me da de comer a no ser que me fiche una empresa que me pague bien.
Y desengañémonos. El contenido no está bien pagado.
Es una de esas incongruencias extrañas que se producen en la vida. Muchas empresas pretenden pagar un Ferrari a precio de 600. Y lo malo es que lo hacen.
Es lo que hay. Es lo que pagan.
Y lo cierto es que no tiene mucha lógica. Estamos cayendo en una dinámica peligrosa, la de pensar que todo en internet es gratis, por parte de los mismos usuarios, y, por parte de las marcas, creer que el contenido es barato.
No. El contenido no es barato. Ni mucho menos gratis. Crear contenido implica no sólo un esfuerzo y una planificación. Implica vender tu artículo, y, adivinad qué hay dentro de un artículo: IDEAS, o como otros lo llaman, PROPIEDAD INTELECTUAL, y la estás vendiendo a menos de diez euros en muchos casos.
Encontramos otro caso igualmente llamativo: las webs que te dicen que sí, que puedes escribir y que el contenido debe ser original para que no sean penalizadas por los buscadores, pero, además, te exigen que el artículo sea de una dimensión concreta… ¿en serio? Es como esas empresas en las que te pagan 600 euros por 4 horas de trabajo en su oficina y además te piden que te des de alta de autónomo y te lleves tu equipo.
¿En serio?
Hay algo que no entiendo. Si el contenido es la pieza fundamental de los medios sociales porque sin él no se podría viralizar ni compartir nada, si el contenido es imprescindible para crear imagen de marca, si es como el motor en un coche, ¿no tendría que valer lo mismo que cuando tenemos que llevar el coche al taller y cambiarlo? Pues no es así. El contenido vale lo mismo que podría costar un manguito.
Tal vez muchas empresas tendrían que reflexionar acerca de este tema, pero por lo pronto, ¿qué opinais vosotros?
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