Hasta hace muy poco tiempo, se ha venido ensalzando las bondades y las ventajas de crear una comunidad, pero, este mundo dospuntocero es como un Pokémon, está en constante evolución, y por lo tanto, esas bondades se convierten en preceptos, evolucionan.
Esta evolución hace que los profesionales que trabajamos en este universo estemos obligados a adaptarnos a marchas forzadas a los cambios constantes que se producen en él, tanto en tendencias, herramientas y, por supuesto, de las necesidades de los usuarios.
Esto es, al fín y al cabo, uno de los pilares fundamentales y básicos de lo dospuntocero.
Los Pokémon no sólo evolucionan una vez, sino que sufren muchos cambios a lo largo de su vida y desde el mismo momento que el entrenador Pokémon los captura en sus bolas de poder, igual que el Social Media, donde los cambios se producen a un ritmo vertiginoso y de manera constante.
Igual que para los Pokémon, Pikachu y compañía, la forma de ser de su entrenador es un factor que va a ser fundamental en su desarrollo, y, por otro lado, es una obligación para el mismo entrenador criar, enseñar y entrenar bien a su Pokémon para que, por un lado, la criatura se convierta en un experto luchador y, por otro, él pueda convertirse en Maestro, en Social Media es fundamental la creación de relaciones de calidad que fomenten la credibilidad y la confianza en la marca o en el profesional, es imprescindible para alcanzar conversiones crear engagement, y, adivina qué, para eso necesitamos usuarios, una comunidad de calidad que sea la que se enganche a nosotros.
La comunidad.
Y no me refiero a la película, sino al conjunto de usuarios con los que vamos a establecer relaciones de calidad a los que vamos a intentar “sumar a nuestra causa”.
Ya no es una opción. No podemos elegir entre crear una comunidad o no crearla, porque es, probablemente de esa comunidad, de la que van a salir nuestras conversiones.
Son los usuarios los que se van a convertir, a los que vamos a convertir, en clientes finales.
Si queremos mejorar tenemos que sacar lo mejor de los usuarios y hacer que ese feedback repercuta de forma positiva en nosotros, y sobre todo, encauzar nuestras acciones, productos, servicios y estrategias hacia un público interesado, es una obligación que exista alrededor de nosotros una comunidad que prescriba aquello con lo que estén satisfechos y que nos ayuden a mejorar lo que sea necesario.
Tampoco podemos elegir entre satisfacer las necesidades de nuestra comunidad si aspiramos a que nuestra imagen de marca sea fuerte, y, por lo tanto, que tengamos una buena reputación.
No nos engañemos, es imprescindible crear una comunidad, y que esté formada por usuarios de la mayor la calidad posible que aporten un gran valor añadido.