Seguramente todos hemos estado alguna vez en un grupo de amigos o colegas en el que nos hemos visto en la situación de ver llegar a alguien y que alguien pensara “uf, ya viene tal persona…” , una persona que, a pesar de sus intentos de caer bien a todos, siempre es “rechazada” por molestar, de alguna manera.

Estas personas son aquellas que te hacen sentir incómodo, que no conectas con ellos, y son, generalmente en la mayoría de las ocasiones, poco apreciados y valorados, puesto que nuestros sentimientos hacia ellos no nos permiten ver lo bueno que tienen, el valor que nos aportan.

Siempre he defendido que las redes sociales y la forma en la que nos relacionamos con los demás en ellas es muy similar a la vida real, la analógica, si lo prefieres llamar así, y tampoco estamos exentos de encontrarnos con una de esas personas, o incluso peor, nosotros mismos podemos ser esa persona cuya presencia molesta a los demás.

Por suerte, podemos someter nuestra presencia digital a análisis exhaustivo, y, utilizando las conclusiones a las que hayamos llegado, podemos intentar ponerle remedio, aunque no siempre se puede lograr, puesto que podemos controlar la forma en la que pretendemos aparecer ante los demás, pero no la percepción que los demás tienen de nosotros, a pesar de que tratemos de “conducirla” por senderos que a nosotros nos interese.

Para ello, podemos establecer una serie de pautas que nos ayuden a tener una buena presencia online, como por ejemplo, no monopolizar los timelines ni biografías con nuestras actualizaciones, así como no bombardear los canales sociales con contenidos propios, sin dar lugar ni crédito a contenidos de terceros. Lo que es lo mismo, no ser un spammer.

Es normal querer ganar visibilidad, y para ello, podríamos pensar que lo que hay que hacer es hacer que nuestro nombre y el de nuestro blog o web aparezca por todos lados. Bueno, sí, pero con reservas. Cuando realizamos un comentario en un blog de otro profesional, conviene no hacerlo con el nombre de tu blog y un link hacia él para obtener un link que nos ayude a mejorar nuestro posicionamiento web, sino con tu nombre. No podemos olvidar que eso es hacer spam. Eres una persona, y promocionar tu blog o web está bien, pero no de esta manera.

Tampoco es buena idea ofrecer a diestro y siniestro intercambios de links, esta práctica, que, por otro lado, es mucho más habitual de lo que podemos pensar, nos puede hacer más mal que bien, pudiendo ser percibidos como spammers, además de que no vamos a quedar demasiado bien.

Otra práctica que nos hace ser un incordio para otros usuarios es utilizar contínuamente las invitaciones en Facebook, sobre todo, si son juegos sociales o eventos que no encajan con el perfil de la persona a la que invitas, o si no estás en la misma ciudad. Si celebras un evento en La Coruña y yo estoy en Sevilla, está bien que me digas que se va a celebrar, es probable que no me interese por la distancia, pero no pasa nada porque me digas que va a tener lugar, aunque eso sí, no me lo digas diez veces, con una vale. Y esto también se hace extensivo a las páginas de fans. Si tienes un negocio local en Asturias y no tienes venta online ni das servicio fuera de Asturias, probablemente no va a interesarme.

Seguramente te habrás encontrado en estas y otras situaciones, así que dlme, ¿qué otras actitudes hacen que un usuario sea un incordio para ti?

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